jueves, 26 de agosto de 2010

Henry II

Henry acababa de levantarse.

Su prometida preparaba el desayuno. Le había nacido otra cabeza, con los cabellos rubios y rasgos más finos que la primera.
- Esto es lo lindo de la vida, – decía Henry con voz dulce – la semana pasada pintaste cinco bellos óleos con aquellas catorce manos que ya se han ido, y hoy puedo ver el sol sin necesidad de abrir la ventana…

1 comentario: