martes, 17 de agosto de 2010

Colofón

Se abasteció de mi. Primero frotó su cuerpo contra el mío y me quitó los olores. Luego ansió mi energía, mi fuerza. De un soplido borró mis ideas, mis fantasías. Poco a poco me fue devorando. Los brazos, las piernas, las vísceras. Bebió mi sangre. Por último, en el arrebato de los excesos, arrancó mis ojos. Fue una bella imagen final.

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