lunes, 9 de agosto de 2010

Futuro ¿incierto?

Encontrábanse una vez dos seres, hermanos ellos. El mayor, un hombre de apenas seis años de edad; el otro, dos años menor. Estaban en medio de una gran historia en el patio de la casa en la que solían habitar por esos días, hasta que el más grande la vió. Estaba allí, apoyada contra una pared, más bien arrinconada, tirada en una esquina, en un sector que venía a hacer las veces de lo que me atrevo a denominar lavaderito. Eso si, alguien había escogido ese lugar porque ahí no molestaba, pero estaba protejida de la lluvia al menos. Era hermosa. Un poco oxidada tal vez, con la rueda delantera media abollada. Una bicicleta, estilo carrera, común y corriente, pero para ellos era la mejor. Era de su padre. Es en ese mismo momento, en el que se encontraba deslumbrado ante la belleza de aquel artefacto, cuando el que más tiempo llevaba de vida decidió contarle un secreto a su compañero de aventuras y desventuras ante la mirada absorta del pequeñín: "¿Sabías que cuando yo era grande andaba en la bici de papi?".

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