jueves, 19 de agosto de 2010

Cuidado con lo que deseas

Cuando despertó algo en el aire le resultó familiar. Todavía aturdido intentó incorporarse de la cama, pero sentía en el cuerpo el paso de mil días y mil noches. El calor era agobiante como siempre.

La vida nunca había sido muy buena para él. Recordó todos esos momentos donde pedía que por favor lo arrastren a la nada, que terminen con su suplicio.

Abrió la ventana, cerró los ojos y asomó su cabeza. Ese olor... azufre... se detuvo un segundo y se dio cuenta de la inevitabilidad de lo que a continuación ocurriría.

Quiso mirar pero ya era tarde. El día volvería a repetirse. Los fuegos del averno lo habían atrapado nuevamente.

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