jueves, 2 de septiembre de 2010

Pequeñas delicias del transporte público presenta:

Como un mechón de pelos de un sobaco, una planta cuelga del edificio de ladrillos vistos. Nace en algún lugar impreciso del quinto piso, sube hasta el séptimo, y baja hasta rozar a los caminantes callejeros.
Dos asientos más allá un adolescente de cara grasosa y una docena de granos en ebullición observa la escena con expresión bufonesca. Su amigo sonríe junto al vidrio amarronado exhibiendo sus dientes cuya pestilencia sólo es disimulable por su tamaño excesivo. Nota algo raro en lo que ve, pero no se preocupa en pensarlo.
El de los granos amarillentos comenta:
-alguien plantó un clavel del aire y se colgó.
El de los dientes suelta una sonrisa equina, de burro, casi un relincho.
El semáforo da verde. Me bajo en la próxima.

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