miércoles, 22 de septiembre de 2010

Agradecido I

Nuestro hombre terminó su puro, se puso de pie y saludó a los cortesanos:

- ¡Que os vaya bien!, que la bendición del todopoderoso recaiga sobre vosotros como un halo dorado de luz, y que vuestras almas se llenen de poesía contemplando el día y la noche. Si sois pacientes, al atardecer sentiréis en vuestro pecho el calor brindado por la satisfacción de la tarea realizada.
Menuda alegría experimentan los humildes de corazón, extraño júbilo invaluable que vosotros, mis amigos poseéis en abundancia. ¡Buen día!

- ¡Gracia' Roberto!, nos vemos che! - replicaron a coro sus compañeros de la obra en construcción.

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