lunes, 13 de septiembre de 2010

Pena de vida para todos

Hubo una época en la que fui libre. Pero libre de verdad. En un momento estaba dentro del Sol, también en los anillos de Saturno. Visitaba una supernova, un átomo de azufre. Ni el tiempo ni el espacio eran límites para mí. Sólo era un ente, capaz de hacer absolutamente todo lo que se me ocurriera.
Hasta que un día me encerraron en el cuerpo de un bebé humano del planeta Tierra y me dieron noventa y dos años de vida de condena. ¡Cuán lejos y cuán cerca estoy de cumplirla!
Espero poder dejar en este sitio una marca que insinúe mi presencia luego de haberme ido. De manera de seguir habitando esta cárcel en otros cuerpos. Tantos y tan intensamente como fuera posible.

1 comentario:

  1. El título obedece a una exclamación proferida alguna vez por mi amigo Daniel. Eh... No! Vó! Che! Cómo te llamas? David!

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