jueves, 24 de febrero de 2011

Oda al Bicibleta Saturno


Hete aquí, un astro del fútbol mundial
que escribió sin parpadear
las letras grandes de un libro,
que no pasará al olvido.
Que dibujaba en el camino,
Dejando su aliento a vino.
Esculpiendo la cultura, cual canciller del amor,
glorificando aquellas épocas, en las tardes de terror.
Dibujando con locura, esos rayos y centellas
entre cámaras y fotos, hacía la vida más bella.
Nunca un gol, sí una gambeta,
siempre ésa fue su meta.
Iluminando aquellas tardes, cual gaviota pasajera,
Dejando un surco en la cancha cuando hacía la bicicleta.
La justificación de las semanas,
Fueron sus tardes fiesteras.
Así lo vimos regocijarse,
Entre huracanes y bosteras.
Y aunque de aquellas alegrías,
sólo recuerdos nos quedan
recorriendo el verde césped
su estampa quedó grabada.
Revoleando los sombreros,
rompiendo cualquier agujero
entre cámaras y gomines
y mal lustrados botines,
 como baratos mocasines,
así nos queda el recuerdo,
de este querido querrero,
que con valerosa hombría,
con mucho guevo y sin miedo
fue héroe de añejas tardes
amigo de porcel y olmedo.
Con estampa y sello único
por los potreros jugaba,
se comía a los rivales
que obnubilados miraban.

Hete aquí un homenaje
a aquel adalid del fútbol
que ha dejado grabado
(más que cualquier otro hombre)
un estilo separado.
Por la magia, gracias.
Por un planeta aparte, también.
El recuerdo de tus anillos,
de tu andar un tanto ladeado,
de tus llantas en buen estado
aquí nos deja aturdidos
A nosotros (tus amigos)
 que desde aquí te saludamos.

1 comentario:

  1. cómo no recordar la figura aureoleada del bicicleta, qué jugador.
    Gracias poeta loco por esta semblanza

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