jueves, 3 de marzo de 2011

Ocaso

Aquella tarde el sol le hincó los dientes al no poder despertarlo.

2 comentarios:

  1. Señor o Sra. Cerrajero.
    Quiero contarle lo que me pasó el otro día y ver si usted puede darlo a conocer en forma de cuento.
    No me pregunte cómo, pero maté a mi vieja. Cómo decirle, le vi los ojos ateridos, ya vasi vacíos, el asma asaltándole la garganta, y la desconecté. Compré un paquete de Viceroy, lloré en la plaza acariciando un perro y llamé a Susana de Avellaneda para despejarme un poco.
    Antes de volver a casa, me metí en uin cíber, hallé su blog y es a usted a la primera persona que me dirijo. Tengo miedo y siento que mis huesos empiezan a traicionarme

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  2. Gracias Osvaldo! Estamos trabajando en ello. La última vez que fumé Viceroy me dolió la cabeza. Cómprese una patoruzú y deje el caso en nuestras manos. Cambio y fuera.

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