La ceremonia se celebró según lo convenido. Cada uno de los miembros transitaría su jornada normalmente. Sin reuniones ni ritos, medallas o diplomas.
Meditaciones por dentro, normalidad por fuera.
Ello le imprimió un sello perfecto, que ni el lacre más precioso podría jamás igualar: su carácter secreto.
Esto es una poronga! quién les enseñó a escribir? Vayan a barrer la vereda
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