De pronto logra divisar en la calle de enfrente a un viejo amigo de la infancia. Emocionado corre a saludarlo. El otro hombre lo mira incrédulo, lo inspecciona de arriba a abajo y decide ignorarlo por completo. Su Blackberry era una opción mucho mas familiar y segura que la de cruzar la mirada de Hector su amiguito del barrio de la paternal, del cual hacía años no había tenido noticias.
Amigos: este espacio fue concebido con el único fin de publicar "todo aquello que se os ocurra". Sin filtros, sin tapujos, acá somos más libres que en Zion! A ud. estimado lector, le comunicamos que son bienvenidos cualquier tipo de comentarios y/o sugerencias. Que empiece el baile...
miércoles, 9 de febrero de 2011
Desvarios de la tarde otoñal de este verano acogedor
Un hombre con las ropas rotas, sin nada que ponerse en los pies, la barba crecida, se guarece de la lluvia bajo el techo de un negocio de vestimentas en el microcentro capitalino. La mirada parece perderse en un punto fijo de la nada.
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